
Animales con impresionantes mecanismos de defensa
Una especie de abeja melífera asiática, que ha tenido que lidiar con el avispón durante milenios, ha desarrollado, sin embargo, una técnica sorprendente para frustrar los ataques de este formidable enemigo: lo calienta hasta la muerte.
Es este mecanismo de defensa inusual el que inspiró nuestra investigación para presentarles esta lista de técnicas de defensa innovadoras desarrolladas por diferentes especies animales.
¡Vamos!
ABEJAS CON VIBRACIONES ASESINAS
Como te contamos en la introducción, una especie de abeja asiática ha desarrollado una forma innovadora de lidiar con el avispón asesino, un depredador particularmente formidable.
Primero, cuando el Apis cerana detecta la presencia de un avispón cerca de la colmena, varios miembros de la colonia saltan sobre él y lo pican, lo que no lo mata, sino que lo debilita. Luego, cuando un número suficiente de abejas lo recubren (unas cien) formando una especie de bola, comienzan a hacer vibrar sus alas, lo que genera calor. Después de unos momentos, este movimiento incesante aumenta el calor corporal del depredador, que finalmente muere por hipertermia
Bastante sorprendente, ¿no?
EL PEPINO DE MAR CON INTESTINOS POCO ACOGEDORES
Hay más de 1250 especies de pepinos de mar en el océano, y algunas de ellas tienen un mecanismo de defensa desagradable con sus propios órganos internos.
Los individuos de esta especie, cuando son atacados, expulsan sus propios intestinos fuera de su cuerpo a través del ano contrayendo sus músculos con gran fuerza. Los órganos, pegajosos y que a veces contienen una toxina, el pepino de mar, que afecta el sistema nervioso, causan muchos problemas a los depredadores del pepino de mar. Esta defensa no es fatal para el pepino de mar (nombre científico del animal marino) que regenera su perdido órganos internos en unas seis semanas
Asqueroso y brillante al mismo tiempo!
En cualquier caso, no te recomendamos que pruebes esta técnica de defensa si eres atacado.
UN CANGREJO CON GUANTES DE BOXEO ÚNICOS.
El boxeo no lo inventaron los humanos, ¡ay no! Mucho antes de que una persona se pusiera los guantes de boxeo y subiera a un ring por primera vez, el cangrejo boxeador ya tenía mucha más experiencia con él.
Este pequeño crustáceo tiene un extraordinario mecanismo de defensa que le permite repeler a depredadores mucho más grandes, incluido el pez globo: guantes tóxicos. En efecto, el cangrejo tiene una relación mutualista con dos anémonas de mar, a las que sujeta con sus pinzas, cuyos pequeños tentáculos están llenos de toxinas. Cuando un depredador lo ataca, el cangrejo del género Lybia le da un buen golpe en el hocico, lo que tiene como efecto liberar las toxinas de sus «guantes» y picar a su agreso
¡Inteligente, el pequeño crustáceo!
Si te lo preguntabas, no, el boxeo de cangrejos aún no es un deporte. No puede ser largo.
UNA HORMIGA SUICIDA
Hace solo unos años, los científicos estudiaron en detalle la especie de hormiga Colobopsis explosionns, quienes encontraron notable su característica única.
Es que la hormiga originaria del sudeste asiático puede actuar como una auténtica kamikaze cuando su colonia es atacada. De hecho, las obreras tienen glándulas llenas de veneno en el abdomen y pueden hacerlas explotar contrayendo los músculos adyacentes. Esto tiene el efecto de liberar una toxina lo suficientemente potente como para incapacitar momentáneamente al depredador o incluso matarlo. La hormiga muere después de liberar el veneno, pero su acto ayuda a la colonia a defenderse.
Esto se llama un último sacrificio.
LOS LORIS Y SU PIEL VENENOSA
¿Sabías que solo hay una especie de primate venenoso? No, no es el gorila, sino el nenúfar, también conocido como loris perezoso.
Este animal aparentemente inofensivo, sobre todo por sus grandes ojos saltones y la lentitud con la que se mueve, dista mucho de serlo por su glándula tóxica situada en sus patas delanteras. El loris perezoso logra defenderse eficazmente de sus depredadores empapando sus dientes y pelaje con el veneno que genera. Este tiene el poder de crear un shock anafiláctico en el animal que lo ingiere.
¡Otro ejemplo que demuestra que nunca debes confiar en las apariencias!
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